miércoles, 30 de enero de 2013

Carta de una camarera

Querido ciudadano masculino:

Sí, soy camarera y joven y sí, trabajo en una cafetería/pub. He de informarle que entre mis muchas obligaciones en este trabajo, se encuentran entres otras, servirle lo que me pide con rapidez y eficiencia, limpieza y amabilidad y respeto hacia TODOS los clientes (mujeres y niños incluidos por supuesto).

Soy amable y simpática por mi trabajo, con cualquiera que entre en el local y lo trato con todo el respeto que merece. Y tengo que volver a puntualizar y señalizar el hecho de que soy amable con TODOS, no solo con usted. Dicho de otra manera, no quiero que que piense usted que porque le escucho y le hablo bien o incluso en algún momento charlemos, eso signifique que esté de alguna manera interesada en usted o que le estoy “mandando señales” para ligar con usted.

Así que, que sea camarera y amable o simpática, NO le da derecho a insinuarse, NO le da derecho a “tocarme” aunque sea una jodida mano y mucho menos besarme el dorso de la misma, Romeo de pacotilla. NO te mando a mierda por respeto, y si quito la mano bruscamente y sonrío (aunque por dentro esté cagándome en ti) y me dé la vuelta, NO es por que sea tímida, es que me está entrando mucha mala leche y no quiero insultarle, pero sobre todo , me doy la vuelta del asco que me da, que un desconocido, sin avisar, interprete mal mi amabilidad y me toque.

Porque, si en vez de estar dentro de la barra, estuviera fuera, primero, dudo que se me acercará (por lo que aprovecha la relación camarero-cliente) y segundo, si lo hiciera le mandaría a la mierda inmediatamente.
Así que por favor, sólo le pido respeto para una camarera, que sólo quiere hacer bien su trabajo.

P.D: Por que si insiste en su conducta, no dude ni por un momento que puedo soltarle una fresca, le negare la entrada al local y si se propasa, una patada en los huevos. (O defenderme con un palo que tengo detrás de la puerta).

Atentamente.

Una servidora.